sábado, 18 de julio de 2009

LA CUARTILLA DEL PITIC: Primera moneda sonorense

Carlos Lucero Aja

La más antigua moneda sonorense que se conoce es la llamada Cuartilla del Pitic, considerada en la numismática dentro de las monedas municipales o “de necesidad”. Aunque en Sonora y en el Pitic, hoy ciudad de Hermosillo, capital del Estado, circuló moneda colonial de la Nueva España, acuñada en la Casa de Moneda de México, generalmente con valor facial de medio real y un real de plata, siempre escaseaba (como lo asientan quejosamente tanto representantes de la iglesia como autoridades civiles) y la poca que había se usaba para jugar a la baraja o naipes, pues las transacciones comerciales comúnmente se efectuaban por trueque o con metales en pasta. En 1776 el gobierno colonial proyectó una Casa de Moneda para Sonora, Estado rico en metales, misma que se construiría en la ciudad de Arizpe, nombrada entonces capital de las Provincias Internas, independientes del virreinato, pero por una u otra razón no se llevó a cabo.

Debido al aumento de población, el pueblo del Pitic recibe el 29 de agosto de 1783 el título de Villa. En 1814 se autoriza la acuñación de moneda de cobre, no muy bien vista por cierto, pues la plata y el oro se necesitaban para sufragar los gastos de la guerra contra los insurgentes que buscaban la independencia del país. Tanto el gobierno como los rebeldes acuñaron moneda pero éstas no llegaron a Sonora.

El gobierno colonial acuña en Durango en esa misma fecha y hasta 1821, monedas de cobre de un octavo, un cuarto y dos cuartos de real con el nombre del rey Fernando VII. Como ese sitio era el más cercano a nuestro Estado, ese tipo de moneda circuló aquí, al igual que las posteriores con fecha de 1821 a 1823, de un cuarto y un octavo de real, que llevaban el nombre de Nueva Vizcaya, como se llamaba antes ese Estado, así como también las de 1824 y 1828 acuñadas sobre las anteriores.

Los difíciles medios de comunicación, terreno inhóspito y continuas luchas contra los indígenas hacían que en las poblaciones de españoles hubiera escasez de moneda fraccionaria con los consabidos problemas que ello acarreaba. Para facilitar las operaciones al menudeo en la Villa del Pitic, su Ayuntamiento decide mandar acuñar moneda de cobre de un cuarto de real. Estas monedas, que llevan la fecha de 1821, probablemente fueron mandadas a acuñar a la Casa de Moneda de Durango puesto que en Sonora no se contaba con las facilidades para hacerlas.

Don Leonardo Santoyo, quien restableció en esa misma fecha los talleres de acuñación de aquel Estado, emigra después con su familia a Sonora para hacerse cargo de la casa de moneda que se construiría en Álamos. Con autorización del gobierno del Estado de Occidente (que lo formaban los actuales de Sonora y Sinaloa, de 1824 a 1830), acuña en esa ciudad, que para entonces era la capital, monedas de cobre con valor de un octavo de real en 1828.

De las monedas del Pitic nada se sabe excepto por un documento fechado en Álamos el 19 de diciembre del mismo año donde se lee lo siguiente: “A los diez días contados desde la publicación de esta orden en cada pueblo del Estado, se recogerán por la primera autoridad local, afiliándose al efecto de los Ayuntamientos, todos los octavos de cobre que hasta aquí han corrido del Estado de Durango”. A continuación dice: “Igual recaudación se haga de los que han corrido con el título de jolas en la ciudad de Hermosillo y cualquiera otra moneda de esa especie que se haya introducido de otros Estados…”. Para ese entonces el Pitic había subido a la categoría de Ciudad y se le había puesto el nombre del general insurgente José María González Hermosillo, por decreto de la Legislatura del Estado con fecha 5 de septiembre de 1828.

Las Jolas, como se le llamaba a la moneda más pequeña o de menor valor que circulaba, como serían las de diez centavos en la actualidad, fueron así recogidas en Hermosillo y mandadas a la Casa de Moneda de Álamos donde se fundieron para hacer las nuevas monedas de dicho Estado. Al separarse Sonora y Sinaloa y ser independientes, Leonardo Santoyo es llamado a Hermosillo, contratado por el nuevo gobierno ya sonorense, para instalar la Casa de Moneda en esta ciudad en terrenos de lo que hoy es el Palacio Federal, más conocido como el “correo”, fabricando allí, desde 1832 a 1836, cuartillas de real hechas en cobre, la primera moneda ya del Estado de Sonora, con una historia muy interesante pues llegó a ser una de las más falsificadas de toda la República, con serios problemas para el gobierno y la población del Estado, hasta que en 1859 se emitió por empresarios ingleses nueva moneda de cobre, de mayor tamaño y mejor fabricación, pero de ellas hablaremos en otra ocasión.

De la Cuartilla del Pitic sólo se conocen dos. Tienen un diámetro de 20 a 22 milímetros, con un grosor de 1.75 mm y con un peso de 4.065 gramos, troqueladas en cobre. En su anverso lleva una inscripción abreviada entre dos círculos concéntricos que dice: AYUNT.D.P.QUARTO.D.R. que significa Ayuntamiento del Pitic, cuarto de real, medida monetaria de entonces. En el campo dentro del círculo interno figura una corona de tres lóbulos, abajo en el centro la fecha 1821, más tres colinas, cerros, gajos o lóbulos debajo inclinadas hacia la izquierda con líneas onduladas adentro.

El reverso de la moneda sólo tiene la palabra PITIC, al centro horizontalmente. La razón para clasificar esta pieza como Municipal es la siguiente: el vocablo AYUNT o Ayuntamiento, corporación administrativa de un municipio y al que Pitic tenía derecho puesto que hacía 38 años se le había concedido el título de Villa. La corona y la fecha la sitúan dentro del período colonial hispánico, porque si bien la Villa del Pitic juró adhesión al Plan de Iguala, la Diputación Provincial Independiente no se instaló en Sonora sino hasta el 22 de febrero del siguiente año.

El historiador y numismático sonorense de fama internacional, Dr. Alberto Francisco Pradeau Avilés (1894-1980), fue el primero que dio a conocerla en la revista The Numismatist, tomo 72, n°4, de abril de 1959. Después la describió en español en la revista Monedas, tomo I, entrega n°4, también de 1959. La moneda que él mostró perteneció al Sr. Carlos A. Fuentes y en la actualidad parece ser pertenece a la colección del Banco de México.

En 1965 aparece en el libro del Sr. Neil S Utberg, Numismatic Sidelines of Mexico, en la página 64. De ahí a la fecha ha aparecido en varios catálogos, incluso en el libro Monedas Municipales de México, por el Ing. Mauricio Fernández Garza, donde por desconocimiento la ubica como perteneciente al Estado de Nayarit, quizá por su parecido a la palabra “Tepic”, ciudad capital de aquella región.

La otra moneda conocida perteneció al Sr. Humberto W. López Campbell, de la ciudad de Magdalena, Sonora, misma que fue adquirida en 1971 por el Ing. José Remigio Agraz Navarro, presidente fundador de la Sociedad Numismática de Sonora, A.C. Se publicó por primera vez su foto en agosto de 1977 en un artículo que escribí para la revista Siluetas, n°17, que editaba el periódico El Imparcial.

Esta otra moneda parece ser una falsificación de la época, pero sirvió para que entre las dos se pudiera sacar en claro toda la inscripción. Dicha cuartilla del Pitic aparece en la medalla que mandó acuñar la Sociedad Numismática de Sonora en la Casa Laurentius de la ciudad de México para conmemorar su décimo aniversario en 1989, cuyas historias se describen en la revista Numisnotas, boletín de dicha asociación, n°1, vol.I, de junio de 1989, páginas 27 a 39. Esperemos que algún día aparezca otra moneda para mejorar su estudio y descripción.

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